DIA DE LA PRIMAVERA: mensaje a los JOVENES de SANTIAGO
En esta primavera muchos jóvenes están saliendo a la calle, a las plazas y parques a celebrar esta etapa de la vida. Tienen mucho por celebrar y así también nosotros los adultos tenemos mucho para acompañar. El joven busca ejemplos, modelos, consulta, intenta discernir que está bien y que está mal. Están escribiendo su propia historia y quieren ser protagonista de la misma.
La vida nos va presentando oportunidades bellas entremezcladas con peligros. El modo de no caer en ellos es enseñando y aprendiendo. Los padres enseñando con el ejemplo y aprendiendo del joven, ellos aprendiendo de nosotros y enseñándonos sobre su vida. Se enseña escuchando, dialogando, comprendiendo, corrigiendo con amor, sobre todo explicando los sí y los no. De este modo padres e hijos pueden entenderse. Ser modelo de vida es el desafío que tenemos los adultos.
Renovamos nuestra opción por la vida! Tomando como eje central está opción todo lo demás lo iremos construyendo con el respeto y el valor que ella merece. Qué bueno sería ofrecer a los jóvenes ejemplos claros de esta opción donde vean lo importante que es su vida y así la valoren y la cuiden como un don. Crear espacios de expresión en el hogar, en la escuela, en toda la sociedad para hacer valer las ideas, sentimientos, donde el encuentro se haga real y todos nos podamos decir las cosas dándole nombre y armando juntos su significado. El valor del vínculo humano, de las relaciones filiales y fraternales debe ser nuestro punto de partida para la comunicación y protagonismo que tanto quieren los chicos. Enseñar a tener autonomía es ayudar a descubrir las infinitas capacidades de superación, creación y esperanza que posee la persona para sobrepasar problemas y dejar atrás la queja, el rencor, el temor, la angustia que paralizan y asumir la propia vida con esperanza y responsabilidad
Educar con amor y responsabilidad desde lo cotidiano para que en su momento los jóvenes puedan optar claramente por aquello que les hace bien y que los lleva a la verdadera felicidad. Incentivar el compartir y la amistad –tan propio de los jóvenes-para transformarlas en acciones concretas por el bien de muchos. Los chicos buscan propuestas nuevas que respondan a esas expectativas. Actividades donde se descubran a sí mismos capaces y valorados. Superar prejuicios sobre ellos y aceptando que están entre los predilectos del Señor por su corazón dispuesto a todo. En esto muchos adultos se aprovechan y los confunden, pero debemos ayudarles con cariño, cercanía y alegría. Ellos necesitan adultos con estas características y con proyectos de vida claros. Lo mejor que puede pasarle a un joven es tener cerca a alguien que lo respete y que lleve una vida equilibrada desde la responsabilidad
El Papa Francisco dijo en Rio:”hagan lío”, y esto significa hacer ruido, fiesta, cambios auténticos mostrando ese amor que Dios les tiene, haciendo escuchar su voz. Es un pedido a mostrar la alegría de vivir con esperanza. Tenemos mucho que aprender de los miles de jóvenes que se juegan por el bien común, por acciones de compasión y solidaridad concretas donde dan su tiempo, sus fuerzas, su cariño. Hay que ver a los miles de jóvenes que se juegan por la misericordia acompañando amigos, perdonando a pesar de sufrir mucho, dando buenos consejos, escuchando a otros, cantando y riendo aunque su corazón este sufriendo por ver a sus seres queridos separados, heridos o situaciones penosas. Ellos son extremadamente observadores y sensibles al dolor humano. Porque se saben amados por Dios y que aman a Dios, miles de jóvenes con fe mueven montañas cuando se lo proponen y se les da lugar para hacerlo. Pero hay aún muchos de ellos que sumergidos por el abandono y falta de palabra toman otros caminos de desesperanza, se cubren con alternativas que ponen en riesgo su vida temerosos ante los vacíos existenciales que les ha provocado la soledad. Tratan de llenar esos vacios con algo que los haga sentir, que los haga ilusionar con ser o tener un poco de atención (alta velocidad, escapes, extrema exposición, alcohol, drogas, etc.). La persona sola es vulnerable a todo.
Acompañar a los jóvenes para enfrentar las dificultades, ayudarles a tomar sus propias opciones desde principios claros, con libertad y responsabilidad, estando cerca para reflexionar juntos y elegir por el bien propio y el de los demás. Los chicos necesitan entonces la presencia de alguien que los oriente, los ilumine, los ayude a pensar y decidir. Los adultos debemos ser esa presencia comprometida y dedicada a la vida de los jóvenes. Estar presentes es la clave para evitar su soledad. Esto significa darles sus tiempos y espacios pero siempre estar cerca para guiarlos con amor. Debemos acompañar sus iniciativas, sus sueños y proyectos. Destacar en ellos sus virtudes y estar dispuestos a dejar un poco nuestras cosas para atenderlos como merecen. Una palabra a tiempo, una corrección a tiempo, un abrazo a tiempo, pueden salvar vidas.
Hoy Jesús nos llama nuevamente a renovar nuestro sí comprometido con el plan de Dios de una sociedad más justa y fraterna donde los jóvenes sean bien tratados y valorados, sean los protagonistas de cambio, porque “un mundo mejor es posible”.
No podemos seguir quedando indiferentes ante lo que quita la vida a nuestra juventud, debemos unirnos en la opción por la vida, confiar en Dios que nunca abandona y trabajar mucho por el bien de todas las generaciones. El Papa nos llama a vivir la alegría del Evangelio, hoy más que nunca debemos ser discípulos misioneros de esa alegría, ir al encuentro del otro, ponernos en su lugar y ayudarlo a descubrir la alegría de saberse amado por Dios. Ojalá se sigan sumando cada vez más jóvenes en esa alegría por la vida sana, sencilla que se llena de admiración y es capaz de vivir en clave de amor en todo momento. Conociendo a la persona se la puede amar y ayudar, acerquémonos a los jóvenes con un corazón abierto y cargado de fe, que nos sorprenderá la respuesta de ellos, acerquémonos dispuestos a la permanente renovación, ya que el joven exige y hay que estar a la altura de esa exigencia, acerquémonos con paciencia y ternura y podremos ver el rostro de Dios en cada uno de ellos que nos llama a una misión única e inigualable
Queridos JOVENES Jesús los ama y quiere estar en sus vidas como Amigo, Hermano y Salvador. El no defrauda, porque amo hasta el extremo. Confíen en El y busquen su amistad. Reciban mi saludo afectuoso y mi bendición.
Pastoral de Juventud de la Diócesis y el Padre Obispo Vicente Bokalic